Benidorm, turismo y pandemia

Benidorm representa un ejemplo claro del llamado "turismo de sol y playa". Este tipo de turismo se caracteriza por ser un turismo masivo y con un bajo nivel per cápita. No en vano, Benidorm es la tercera ciudad con más plazas hoteleras de España tras Madrid y Barcelona siendo el turismo internacional el más destacado encabezado por el turismo británico.

El Rincón de Loix de Benidorm, conocido como parte de la "zona guiri" es una pequeña Inglaterra. Tienen calles, comercios y muchos alojamientos turísticos (hoteles, campings, pisos turísticos, etc.) dependen de este tipo de turismo. Yo vivo en Benidorm y en esa zona me siento como un extranjero. 

En verano representa más del 40% del alojamiento. A estas cifras hay que añadir los residentes que viven todo el año y los que pasan largas temporadas. Son muchos los negocios que sin estar en la zona, van incluyendo desayunos ingleses y otros productos debido que los ingleses cada vez ocupan más lo que se conoce como la zona británica que está ubicado mayoritariamente en la playa de Levante.

Cuando el ocio nocturno cierra y te apetece seguir la fiesta lo único que está abierto son los pubs de la zona inglesa. Al margen de las movidas que te puedes encontrar allí, hay algunos pubs que están muy bien. Yo antes iba mucho al "Hipódromo" aunque ahora es el "Red Dog" el más frecuentado por españoles que por los propios ingleses. Se podría decir que es nuestra "pequeña España" ubicado en el corazón de "Inglaterra". 

A nivel de consumo, los británicos vienen en masa y son los que más gastan y no escatiman en nada. De hecho, se lo gastan todo. Es muy popular el turismo de borrachera. Pero una cosa es cierta, los ingleses son los que más gastan pero también son los que mejores propinas dan. Salvo por algunos, por el resto es un placer trabajar con este tipo de clientes. Vienen, comen y se van. 

Tras la Pandemia del COVID19, Benidorm se parecía más al pueblo pesquero que fue en su momento que al destino turístico por excelencia. Sin turistas nacionales e internacionales, sin Semana Santa, sin viajes del IMSERSO, convirtieron a Benidorm en la imagen del drama económico por el coronavirus. Una ciudad fantasma con calles vacías, sin personas, sin tráfico y con la mayor parte de los negocios cerrados contrastan con la imagen bulliciosa de una ciudad donde hay gentío en cualquier lugar. 

Yo vivo en "La Cala" en la playa de Poniente, una zona más tranquila que Levante y fue muy triste ver negocios cerrados. La noche era muy oscura sin la iluminación de los hoteles y playas cerradas cuando en años anteriores era difícil encontrar hueco en primera línea. 

España es el país con más bares y restaurantes del mundo y en Benidorm vivimos prácticamente de la restauración. mis padres así como otras tantas familias han trabajado toda su vida en la hostelería y tenemos unos locales comerciales en la playa de Poniente. Los ERTES y las cláusulas COVID en contratos de arrendamiento no fueron suficientes. Desde mi punto de vista, daba la sensación que querían dejar caer el modelo económico basado en el turismo. Ya que las ayudas a este sector fueran nulas o escasas y más restrictivas en comparación con otros países de Europa que apoyaron a las empresas con ayudas directas el mismo año de la Pandemia. 

Muchos familias que trabajaron duro para tener un negocio propio como lo hicimos nosotros  y, que tras generaciones han ido pasándolo a sus hijos/as y de éstos a sus nietos/as se han visto obligados a bajar la persiana definitivamente. Deteriorando más si cabe, la economía local a favor de las grandes superficies y/o empresarios. 

En lo que respecta a Benidorm, una ciudad de referencia turística nacional e internacional con un presupuesto de poco más de 100 millones de euros, si no llega a ser por el turismo nacional que vino en masa disfrutar y desconectar del turismo de sol y playa ante la ausencia del turismo internacional, Benidorm no hubiera remontado el vuelo. La Pandemia fomentó en algunas familias el ahorro y eso se tradujo en una importante fuente de ingresos para esta ciudad. 

Pero aún así, la estampa que se podía observar los domingos por la tarde paseando por el centro de Benidorm era triste e insólita. Bares y restaurantes que en situaciones normales trabajaban a pleno rendimiento, cerraban por las tardes incluidos los domingos en plena temporada estival. Resultaba muy difícil encontrar un bar abierto o gente paseando. El turismo nacional ayudó bastante pero no fue suficiente. Del sol y el gentío de años anteriores a la Pandemia pasamos a la oscuridad, tristeza y ruina económica para un sector que tanto aporta.

No fue hasta este año cuando Benidorm, ciudad turística por excelencia, puso punto y final a la crisis sanitaria al superar el 90% de media en los alojamientos turísticos recuperando el turismo internacional tan necesario a pesar del Brexit. Así con la vuelta de grandes eventos que tras 2 años de pandemia los aficionados han cogido con ganas los festivales. 

De ahí que los datos de asistencia hayan batido récords. Grandes conciertos masivos con gran afluencia han vuelto. Hemos pasado de 1.000 asistentes el año pasado manteniendo la distancia de seguridad y mascarilla a 25.000 asistentes sin ninguna medida de prevención. Nunca vi el Low Festival con tanta gente en uno de los escenarios principales antes de las 12 de la noche, fue increíble. 

Lo único positivo que trajo la Pandemia a Benidorm es que empezaron a construir  en la zona de Poniente varios edificios residenciales de lujo. Que unidos a los que ya estaban pendientes de terminar como es el "In Tempo", el edificio residencial más alto de Europa, traerán a Benidorm un turismo más exclusivo que tanto ansiamos los que vivimos allí. 

Para los que tiene una imagen de Benidorm que es para jubilados y poco más, me despido con video haciendo honor de la ciudad de donde soy. Y que a su vez, también fue una iniciativa para cuando se activase nuevamente el turismo con el hashtag #BenidormTeEspera